Buenos muy buenos, malos muy malos

Querido Lector:

Cuando empezamos a escribir, lo primero que pensamos es en nuestros personajes. ¿Cómo será nuestro héroe o heroína? ¿Contra qué o quién se enfrentará? Antes de imaginar el mundo, tenemos en mente una figura humanoide en un fondo blanco. Así que hoy voy a hablar de los personajes, algunos consejos para su creación y los errores más comunes.

Nota: A medida que avance voy a utilizar algunos ejemplos de personajes que a mi parecer (es una opinión personal), están mal estructurados. No diré nombres de libros porque, como dije antes, cada quien está en libertad de leer lo que le guste, pero espero que la explicación sea clara.

Los polos opuestos se atraen

La mayoría de novelas para jóvenes tienen algo en común: si la protagonista es mujer, es una chica tan torpe que raya en los problemas de coordinación del sistema nervioso. Es de esas que no es buena para los deportes, pero tampoco tiene sentido de supervivencia, ni reflejos, ni vista periférica… No ve un hueco aunque lo tenga en frente y con luces de neón. Por supuesto, esa misma torpeza es la que permite crear una relación de “dependencia” con su interés amoroso, un tipo que es bueno en todo lo que hace, culmen de la evolución humana, pero con problemas de comportamiento. ¿Notan un patrón?

Los personajes principales necesitan tener dimensiones, los demás giran en torno a ellos, la forma como se comportan en el mundo define la estructura de la historia, y el error más común es pensar que una infancia complicada y dramática llenará los vacíos de su personalidad.

¿Qué pasa entonces? El chico más popular en los deportes se enamora de la chica más torpe del país. La chica más buena, se enamora del más malo. La niña de casa termina saliendo con uno tatuado y lleno de piercings, como si los humanos tuviéramos un imán entre las piernas con carga positiva o negativa. No digo que no pueda pasar, pero la mayoría de veces las diferencias son más de fondo que de forma, y tiene más gracia una historia de amor entre una chica que ama las papas a la francesa y odia los aros de cebolla con un chico que ama los aros de cebolla y odia las papas a la francesa.

*Consejo: Hay que salir del molde. Si se trata de una historia de amor, tu chica no debe ser una torpe sin remedio y él un héroe sin capa. Que ella se desmaye y él no alcance a agarrarla. La mejor escena de Ironman 3 es cuando Tony le dice a Pepper que confíe y salte que él la agarrará, y cuando ella lo hace, él no alcanza y ella cae al vacío.

L@s muy muy 

Aquí tenemos esos personajes con moral “intachable”, pero que toman decisiones ridículas. Es un chico que lleva toda la vida tratando a las mujeres como un trapo de cocina, pero que cinco minutos después de conocer a su interés amoroso se convierte en un ferviente defensor del feminismo. Es la chica a la que nunca le llamó la atención usar una falda y, de repente, descubre que tiene un par de piernas dignas de ser mostradas y no siente el más mínimo pudor. Los y las muy muy son esos personajes que empiezan la historia con 20 hojas de una lista interminable de aspectos, según ellos, intachables e incorregibles de su personalidad que desaparecen como por arte de magia apenas sale a escena quien se convertirá en su pareja.

Ojo, no estoy diciendo que no podamos cambiar nuestra forma de pensar y actuar cuando conocemos a alguien que nos sacude el mundo, pero es un proceso más complicado, no es un swicth que sube y baja, cambiar nuestras costumbres e ideales no pasa de la noche a la mañana sino poco a poco. No hace mucho estaba leyendo cierta saga de libros cuyo nombre no voy a mencionar; en ella, la protagonista se viste de forma muy conservadora, no usa maquillaje y no le gusta beber. Menos de una página después de establecer contacto con su futura pareja, aprendió a usar maquillaje, incluyendo la habilidad sobrehumana de utilizar un delineador  decentemente, encontró que tenía piernas dignas de mostrar y se emborrachó con vodka. ¿Lo más gracioso? Para ser su primera borrachera, no vomitó y la “resaca” fue sólo un ligero dolor de cabeza. ¡Hágame el bendito favor!

*Consejo: Si tienes un personaje psicorígido, tendrá que serlo toda la historia y no cambiar sólo porque otro con opinión diferente le mostró el mundo. Para crear cualquier personaje, piensa en el mundo real. Somos humanos, cometemos errores, pero nuestra personalidad no cambia de la noche a la mañana por una mala decisión. Si tu personaje hace algo que nunca antes había hecho, al menos debe sentirse culpable, cuestionarse, dudar de sí mismo, no dejar que el agua pase por debajo del puente como si nada hubiera pasado. Si tienes una chica con problemas de autoestima, no la metas en un vestido rojo escotado y ceñido al cuerpo y que se sienta conforme y feliz con lo que ve. Es un proceso, los personajes deben evolucionar, pero no en segundos como un Pokemon, sino al ritmo de mariposa.

Infancia traumática, adultez incierta

En algún punto del libro, más o menos a la mitad, nos enteramos que el héroe o heroína tuvo una infancia traumática. Entre más sórdidos los detalles, mejor. Entonces, su forma de actuar, aparentemente, se justifica. Puro psicoanálisis barato. Los autores no tienen ni idea de qué es la resiliencia, si tuvo un padre alcohólico rechazará el licor hasta que lo tenga en frente y, automáticamente, será el más borracho de todos. Si abusaron de su madre, él hará lo mismo a las mujeres sin darse cuenta. Si tiene una madre en exceso romántica, ella también lo será. Son personajes que parecen sacados de un capítulo de Criminal Minds, con un par de artículos de periódicos que den cuenta del suceso traumático ya se puede establecer los patrones de su personalidad.

Se volvió común denominador el pasado dramático, la familia disfuncional. ¿Por qué una adolescente feliz no se puede enamorar de un deportista sin problemas con papi? ¿Por qué los conflictos en las historias de amor no pueden ser otros fuera de la relación y no las inseguridades de los protagonistas? Cierta saga de libros empieza bien cuando el conflicto es un vampiro que quiere matar a la protagonista, pero cuando el conflicto se vuelve interno, es aburrido y repetitivo.

*Consejo: Si bien los eventos de la infancia tienen influencia en las decisiones que tomamos al crecer, no significa que estemos condenamos a repetir la historia de nuestros padres ni a cargar con sus inseguridades. Que no te de miedo tener personajes conscientes de esto, que sean capaces de ver los errores antes de cometerlos. Pero sobre todo, que no te de miedo tener personajes felices antes de empezar la historia.

El orgullo y el prejuicio de las cumbres borrascosas

Parece que a las heroínas sólo les puede gustar dos libros: Orgullo y Prejuicio y Cumbres Borrascosas. El resto de literatura es basura, no existen más historias de amor, el mundo de los hombres de divide en los Darcy y los Heathcliff, y el libro se convierte en una comparación constante entre el hombre que ama y esos dos personajes.

*Consejo: Hay que leer, pero además, hay que observar el mundo a nuestro alrededor. Tiene más valor narrativo describir la personalidad de un personaje que compararlo con otro que cada quien puede interpretar de una forma distinta.

Esos vicios convenientes

En cierta novela, la protagonista empieza a narrar su primer día de universidad. Al menos 15 veces repite que está nerviosa y ansiosa, pero sólo hasta la página 400 y pico, casi al final del libro, descubrimos que tiene el vicio de morderse las uñas cuando está nerviosa. En otra, tenemos un personaje “malvado” que lleva todo el libro comportándose como un ángel y luego resulta que, no sólo es la mente maestra detrás de todo el conflicto, también consume cocaína como un maniaco, intentó matar a la protagonista, viola a su mejor amiga cada vez que puede y gusta de la tortura. ¿En serio? ¿Absolutamente nadie notó nada? Otro ejemplo: un protagonista hombre que come por tres, bebe, fuma, consume droga, pero tiene cuerpo de espartano y piel de bebé. Y su equivalente mujer: tiene mucho apetito, duerme hasta tarde, es mala en los deportes y no se peina, pero tiene cuerpo de reina de belleza y cabello L’Oréal.

*Consejo: Hay que ser consecuentes y no cambiar la personalidad de un personaje cada vez que se te antoja. También está bien que todos quisiéramos pecar de gula sin engordar, pero eso no pasa en el mundo real, es inverosímil (VER EL ARTÍCULO: CRÍMENES DE LA ESCRITURA). El consumo de drogas tiene consecuencias físicas visibles, si es ansiosa y se come las uñas, debes mencionarlo cada vez que el personaje se enfrente a una situación estresante. Se volvió normal que en las novelas adolescentes de drama y romance el único tic o vicio digno de mencionar es que uno de los dos protagonistas siempre se muerde el labio inferior.

Los buenos muy buenos

Aquí aparecen los personajes que tienen un sentido de la justicia y la abnegación que, por supuesto, deslumbraran al interés amoroso en cuestión que lleva toda la vida viviendo bajo sus propias reglas porque el universo fue tan injusto que le dio un padre alcohólico y una madre con problemas mentales.

Un personaje bueno muy bueno es aburrido porque siempre sabrás cuál será su reacción en cada situación, es plano, superficial, predecible. Es la chica que siempre le cae bien a los suegros, es el chico más feminista que existe y que siempre aparecerá para defender la virtud de cualquier mujer que esté cerca. Es el dios del sexo y el romance, es la diosa de la cocina y la paciencia. Los dos son vírgenes pero tienen sexo sublime. Él es de familia adinerada, pero no le pica ni un poco dormir en el piso y es capaz de montar un refugio con ramas y hojas sin esfuerzo. Ella es torpe, pero toma un arma y dispara en medio de los ojos sin problema. Es como si el universo les pusiera todo fácil para que el único problema sean las inseguridades en cuanto a la relación. Es la chica rara de la que todos están enamorados en secreto, es el deportista egocéntrico que pasa los fines de semana en un hogar de ancianos leyendo para su abuela octogenaria. Creo que ya quedó claro.

*Consejo: No todo les debe salir bien, y no todo les debe salir mal. Decidir bien no es tan fácil, la objetividad no existe, un personaje que no ha salido de su pueblo no puede tener un sentido universal de la justicia como si lo llevara en la sangre. Está bien que hay personas que procuran ser buenas tanto como les es posible, pero si sólo conocen una forma de ser y de vivir, ¿cómo saben que es la correcta? Sacude esos personajes, que tengan dudas, que tomar una decisión les sea más complicado, que las cosas injustas les parezcan buenas de vez en cuando. Hay que salir de la zona de confort, un personaje políticamente correcto no es necesariamente un buen personaje.

Malos muy malos

Este es el error más común. Si un bueno muy bueno es aburrido por lo predecible, un malo muy malo es ridículo por lo errático. Es el ejecutivo billonario que arriesga más tratando de atar un cabo que lo que realmente obtiene. Es la mala de telenovela obsesionada con un tipo que no la ama y del cual no consigue ningún beneficio. ¿Cuál es el problema real de estos personajes? Que el autor intente explicar la raíz de su maldad. ¿Por qué El Joker es un malo tan atractivo? Porque nadie sabe por qué hace lo que hace. De dónde salió y cuál es la raíz de su locura, no se sabe, no es importante, porque descubrir ese aspecto no lo detendrá, no será más fácil de manejar ni de comprender.

¿Qué pasa cuando se trata de explicar la raíz de la maldad de un personaje y fracasamos? Aparecen adefesios como un director editorial que lleva una buena vida, pero que está obsesionado con el protagonista porque la familia millonaria no lo escogió al momento de adoptarlo y decide sacrificar todo lo que tiene para “destruir” la vida del otro. Las acciones de dicho personaje se justificarían más si fueran una venganza por perder su trabajo y su reputación que por una especie de envidia infantil. Maléfica decide maldecir una bebé sólo porque no la invitaron a una fiesta y ya, no se obsesiona, es mala porque quiere serlo y lo disfruta.

*Consejo: Si quieres un malo muy malo, no trates de humanizarlo o de justificarlo, dale un motivo y que lo siga. Más importante todavía, que no sea todopoderoso. Los malos son los que generan el conflicto, y el conflicto es el que mueve la historia, pero si tu malo tiene recursos ilimitados, todo lo puede hacer, todo lo puede conseguir, es supremamente inteligente y tiene control sobre cada detalle, pues sólo quedan dos salidas: uno, los héroes no tienen nada que hacer y están condenados a fracasar; dos, los héroes, sin recursos, sin control, sin tanta inteligencia, encuentran la forma de vencerlo por obra y gracia del espíritu santo y no tiene sentido.

 

Espero que el artículo fuera de ayuda, cualquier cosa, no duden en preguntar.

Besos y abrazos

 

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